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 • HISTORICO

Detox Sexual: descubrí que te está intoxicando

Cuando, en vez de pasarla bomba, estés quedando abombada, podés activar este plan para recuperar tu liviandad.




Como te pasa cuando comés desordenado, cuando elegís alimentos de calidad dudosa o te zarpás en cantidades, a veces un mal repertorio de "amigos" o ciertos hábitos en la intimidad pueden hacerte sentir pesada, desenergizada, empachada.
El sexo, como la comida, puede nutrirte o intoxicarte, puede deleitarte o hastiarte, y eso depende, en gran parte, de que sepas leer tus propias necesidades. No hay tirada de cuerito que nos saque la sensación de saturación de chongos o de atraco sentimental.
Sin embargo, existen maneras de regular tus propias emociones para empezar a sentirte más liviana. El detox sexual es una buena alternativa. Se trata de un período de abstinencia sexual autodeterminado que podés activar cuando sentís que necesitás partir de cero, alejarte del caos mundano y resetear tu sensibilidad. Es como una suerte de ayuno que te invita a darte tiempo para limpiar tu cabeza, tu cuerpo y tus emociones y descansar de la ansiedad que a veces nos genera el estar al acecho de dar y recibir sexo. Implica no pensar, no activar, no buscar y, tal vez, evitar el histeriqueo estéril y ese tipo de sexo que, en vez de energizarte, te drena, o lo que te parezca que está sobrando en tu vida íntima justo en este momento. No hay reglas para encarar un detox: depende de qué tan desequilibrada te sientas y qué área estés buscando depurar. Tampoco es algo para todas, muchas personas saben mantener un equilibrio natural en este sentido. Olvidate de la moral, no se trata de contenerte porque sí o imponerte plazos culposos, sino de darte el permiso, en un mundo hipersexual, de correrte sin culpa ni ansiedad del mercado del deseo y del hay-que-tener-sexo-como-sea.

Sexo chatarra vs. sexo nutritivo

Esos encuentros sexuales pasatistas, que son francamente olvidables y que al final te da lo mismo tenerlo o no tenerlo, son sexo chatarra. No te alimenta y muchas veces se usa como si fuera un ansiolítico, porque suspende temporalmente mambos internos, posterga planteos fuertes o, al menos, no te obliga a quedarte sola con tus fantasmas. El gran problema es que su efecto desaparece cuando el pibe de turno se llama un taxi.
En el otro extremo está el sexo que nutre, ese que, además de darte placer físico, te hace sentir más linda, más poderosa, valorada e, incluso, inspirada.
En estas situaciones, el otro también es receptivo a lo que vos tenés para ofrecer y sale empoderado. Desde lo psicológico y también desde lo energético, si valorás esa dimensión, el vínculo físico se vuelve nutritivo cuando las personas están en sintonía, deseando hacer sentir bien al otro, lejos de los sentimientos utilitarios, de las luchas de poder. Independientemente de cuánto dure o qué futuro tenga ese encuentro, se trata de conexión.

Cuándo estás intoxicada

Sentís que estás en cualquiera. Si venís remando candidatos que no te copan realmente y, en el afán de estar "abierta al amor" o, simplemente, de "rockearla", estás armando una colección de impresentables.
Te estás zarpando de audaz. Si al otro día te da escalofríos de solo pensar cómo no usaste preservativo con semejante playboy o cómo corno terminaste revolcándote con ese "gigoló" indeseable del Facebook.
No estás sintiendo real placer. Si la satisfacción que alcanzás con "un chongo" no supera la que tendrías tirada en la cama mirando tu serie favorita.
Tu cuerpo habla. Ciertos síntomas, como una infección recurrente, picazón, flujo, intensos dolores menstruales o desajustes en tu ciclo, e incluso un agotamiento existencial postsexo, pueden venir a advertirte cosas que percibís pero que no terminás de digerir del todo para tomar una verdadera acción de cuidado.
Estás muy dispersa. Estar en plan constante de seducción te saca energía para otras cosas. Ir de cita en cita o distraerte mucho pensando en "ese" amante escurridizo en particular puede sacarte tiempo y empuje. Ojo, la energía humana no es ilimitada, si no hay un espacio para recargarte de energía, entonces tenés que decidir en qué la utilizás.
Te volviste cínica. El sexo se volvió más un desquite fisiológico que un modo de comunicación.

cuando te desintoxicás

Podés focalizar. El detox te permite desarrollar un criterio. Así como, cuando dejás de comer harina, pensás claramente con qué te vas a tentar, a la hora de una noche loca, es probable que ajustes mejor tu puntería y elijas personas más compatibles con tu verdadero deseo o estilo sexual. Es probable también que, al no generar la sensación de placer y cercanía a través de este tipo de vínculo, sientas la necesidad de desarrollarla a través de otras relaciones y de actividades que permitirán cierta expansión de tu vida.
Te limpiás energéticamente. Para las que están abiertas a las percepciones más espirituales, hay más: desde la postura bioenergética se asegura que el acto sexual en sí y el orgasmo en particular implican una carga y descarga de material personal valiosísimo. Información genética, patrones conductuales, emocionales y cuestiones que hacen al karma se impregnan en las auras de los amantes sin distinción de grado de intimidad. La distancia permite comenzar a limpiar. Para "limpiar" la energía impregnada, la bioenergética recomienda conectarte con la naturaleza (especialmente sumergirte al mar o a un río), recuperar la dimensión más poética y sensible de la vida, a través de libros o de música, e intentar practicar el silencio diario, entre otras técnicas en las que podés profundizar.
Expertaconsultada: Lucila Goldin, psicóloga. •
¿Cómo afecta el sexo a tus niveles de energía? ¿Te nutre o te consume? Leé también No soy fría y Sexo Karezza

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